Lorenzo Bernini (+1680). Creador muy completo: arquitecto, escultor, pintor, urbanista, etcétera. Captó
perfectamente el espíritu de la Contrarreforma, recibió formación junto a los jesuitas y sabe traslucir el
deseo de poder de la iglesia.
ƒï En 1624 construye el Baldaquino de San Pedro es una obra híbrida entre arquitectura y escultura. Hecho en
bronce, apenas tiene una línea recta, gira y se retuerce como una gran llamarada. Bernini utiliza la arquitectura como un
escultor, lo hace con fines expresionistas, rompiendo con la disciplina formal del clasicismo. Es importante porque
aparecen elementos nuevos que van a caracterizar el Barroco. Este baldaquino será copiado en todo el mundo (sobre
todo va a aparecer mucho en el Barroco aragonés). Esta nueva obra sustituye al retablo.
Tiene un simbolismo acentuado: Es un monumento central, debe ponerse en el centro del crucero y simboliza el
centro de la cristiandad. Es un monumento conmemorativo porque debajo esta la Cripta de San Pedro. Es también un
símbolo del poder del Papa Urbano VIII, su emblema nobiliar aparece por toda la obra (las tres abejas). Es el símbolo
de la familia de los Barberini. Es una construcción que por sus dimensiones sirve de intermediario entre el espectador y
el espacio gigantesco de la Basílica.
La idea del baldaquino no es original de Bernini pero sí es original su escala. El baldaquino es una antigua
construcción provisional que servía para alojar a personas importantes. El soporte son cuatro columnas helicoidales o
torsas, decoradas con racimos de vid. Este tipo de columna tampoco es original de Bernini, es muy antigua, pero es él
quien la incorpora al Barroco como un orden nuevo, dándole ese sentido de monumentalidad. Esta columna
salomónica de orden gigante va a repetirse mucho en todo el Barroco.
La cubierta iba a ser una cúpula pero él la sustituyó por cuatro volutas que se juntan en el centro sosteniendo una
bola del mundo con una cruz encima. Así queda abierta la cubierta dándole más dinamismo. Esta obra tiene su éxito en
la fusión entre arquitectura, escultura (los ángeles de las esquinas) y la pintura (el color del bronce y el blanco de los
materiales de la base).Pero su obra más trascendental en la Columnata de San Pedro, de forma elíptica, son dos brazos que acogen a
toda la Humanidad. Bernini contaba con un amplio espacio creado artificialmente para él. Debía crear una plaza
grandiosa. Pero había dos problemas: adosar la plaza a la fachada y que ésta quedara equilibrada con la plaza, que
una parte no hiciera pequeña a la otra. La solución fue no poner la plaza pegada a la fachada sino separada por medio
de unos grandes brazos convergentes que, simbólicamente, sirven para acoger a las multitudes. Así la fachada queda
al fondo y la plaza se hace independiente. Además las anchuras de una y de otra son diferentes. Los brazos continúan
por la plaza en sentido circular-elíptico, en forma de pórticos con gigantescas columnas de orden dórico muy severo y
con efectos de perspectiva elíptica.
Como urbanista también diseña numerosos elementos decorativos como la fuente de los Cuatro Ríos, en la Plaza
Navona.