La triple transformación hacia el superhombre La transformación del hombre en superhombre pasa por tres cambios sucesivos o tres estadios: 1) Camello: el espíritu del hombre es, en primer lugar, un camello, un animal de carga, que obedece a su amo sin quejarse. Éste le manda y él obedece. Es la etapa de la historia de la cultura donde el hombre ha cargado resignadamente con todo el peso de la vida, los duros trabajos y sometimientos, todas las imposiciones de la religión y la moral negadora de la vida. Parece ser el símbolo de la moral de esclavos, centrada en la paciencia y en la renuncia.
2) León: El hombre-camello, cansado por el peso de las cargas, se rebela contra su amo y lo derriba. Entonces se convierte en el hombre-león, crítico y dueño de sí mismo, que dice "yo quiero" e impone su voluntad. Este espíritu convertido en león es un espíritu libre, que conquista su libertad y se hace señor y dice no a los viejos valores (nihilismo activo). Ya no acepta el "tú debes”. Es el símbolo del acceso a la "moral de los señores" de la transvaloración liberadora, de la rebeldía que entierra al Dios muerto.
3) Niño: A medida que se van quitando las cargas, se va haciendo creador de sus propios valores, convirtiéndose en el hombre-niño que busca la afirmación de sí mismo. Es la etapa de la creación de los nuevos valores, de la afirmación, de la inocencia, del nuevo comienzo. Este niño que juega a crear, es el superhombre.
El "eterno retorno"
Es un sí a la vida tan fuerte que no solamente afirma los valores de esta tierra, sino su deseo de que se repitan eternamente. Muerto Dios, el tiempo lineal no fluye de él ni por él va siendo gobernado. Pasado y futuro son una ilusión de la visión lineal, que debe transformarse. Sólo el instante que se desvanece es, y hay que amarlo. El universo no está en un estado de equilibrio, sino que deviene.
Según Nietzsche el eterno ciclo del morir y el volver a existir se repite eternamente para todos: esta vida hay que vivirla infinitas veces, con cada dolor y cada alegría. El eterno retorno es la repetición de los mismos acontecimientos en los mismos individuos. Lo que retorna no es lo mismo, sino lo más excelso y desaparece lo decadente. Es un decir sí a la vida que constantemente está volviendo a nacer.