hasta él mismo. Es importante la polémica sostenida por Cicerón contra los aticistas, que

 propugnaban un estilo sobrio y se oponían a los asianistas, que buscaban, por el contrario, la

exuberancia del lenguaje. Cicerón en su juventud había sido partidario de esta corriente, a

 imitación de Sertensio, pero con el correr de los años había propugnado un ideal de estilo

 más sobrio siá exduir los adornos y cierta exuberancia del lenguaje. Es el estilo medio o rodio

preconazdo por su maestro Molón de Rodas.

El Orator es su obra culminante de retórica, en la que se aúnan el vasto conocimiento de las

 oratorias y la experiencia y madurez de una gran orador. En esta obra, Cicerón

 "pone a teoría de los tres estilos: el sencillo, el moderado y el sublime, y cómo el buen

 Dradz- .tifiza en cada discurso el estilo que más conviene según la ocasión. Describe también

 las fases de la elaboración de un discurso:

- la inventio, recogida de materiales: hechos y argumentos a favor o en contra.

 - fa dispositio, estructura del discurso de acuerdo con un plan. - la memoria, el recuerdo de los elementos en el momento preciso.

- la elocutio, exposición del contenido. - la actio, la forma externa, acción, entonación gesticulación etc. La estructura del discurso contiene estas cinco partes:

 - el exordium, entrada del discurso en la que se trata de captar la 'atención del auditorio con la exposición de motivos;

- la narratio, exposición clara y breve de los hechos;

 - la confirmatio, o argumentación;

 - la refutatio, en la que se rechazan los argumentos del adversario;

 - la peroratio, parte final, de tono emotivo, donde el orador trata de inclinar a su favor la voluntad del auditorio o de los jueces.

 La actividad de Cicerón como orador político y jurídico se desarrolla a lo largo de su vida

 pública, es decir, en un agitado y convulsivo período de la historia romana. Como abogado

 defensor destacan discursos como el Pro Quinctio, el Pro Roscio Amerino, el Pro Archia

 poeta, el Pro Sulla, el Pro Murena, el Pro Milone, los discursos Contra Verres (como

 acusador), etc. Como político, sus arengas contra Catilina (Catilinarias), contra Marco

Antonio (Filípicas, a imitación de Demóstenes), el Pro imperio Cnei Pompei, etc.

 La potencia oratoria de Cicerón se capta en los discursos todavía conservados: más que una

 argumentación vigorosa y convincente, se halla en ellos una atracción ejercida por su ingenio,

 por la rotundidad, las imprecaciones, las notas sentimentales e irónicas y por toda una serie

 de recursos aptos para emocionar y captar al auditorio.

 La frase adquiere toda clase de modalidades acoplando la idea al ritmo, perfectamente

 calculado en las cláusulas finales de los párrafos, como si se tratara de expresiones

versificadas.