La redistribución es el principio dominante de intercambio en jefaturas y en algunos estados no industriales y en los estados con economías dirigidas. Se trata de la acumulación de bienes por parte de una persona, o en un lugar determinado, con el objeto de su distribución posterior. Hay que distinguir las formas igualitarias de las formas estratificadas de redistribución. La redistribución igualitaria, corre a cargo de un redistribuidor que ha trabajado más duro que nadie para producir los artículos que se van a distribuir, que guarda para sí mismo la parte más pequeña o nada y que, una vez todo ha acabado se queda con menos posesiones materiales que ninguno. Por consiguiente, la redistribución, en su forma igualitaria no parece ser sino un caso extremo de reciprocidad: el proveedor lo distribuye todo y, de momento, no recibe nada a cambio, salvo la admiración de los que se benefician de la transacción. Sin embargo, en la modalidad estratificada, el redistribuidor se abstiene de trabajar en el proceso de producción, se queda con la mayor parte y termina con más posesiones materiales que nadie. El intercambio redistributivo adopta a menudo la forma de un festín para celebrar algún acontecimiento importante, como una cosecha, el final de un tabú ritual, la construcción de una casa, una muerte, un nacimiento o un matrimonio.
reciprocidad generalizada es la forma más pura de reciprocidad, es característica de los intercambios de personas estrechamente relacionadas: alguien da a otra persona y no espera nada en concreto o inmediato a cambio
reciprocidad equilibrada se aplica a los intercambios entre personas que están relacionadas o emparentadas más distantemente que los miembros de la misma banda o grupo doméstico. En la reciprocidad equilibrada o compensada, la distancia social aumenta, como también la necesidad de devolución. Ésta, por el contrario, implica un intercambio directo y explícito que es (en el sentido ideal) satisfactorio para las dos partes en términos de los bienes o de las acciones que se intercambian.
reciprocidad negativa, cada socio intenta obtener algo de otro sin dar nada a cambio, y de ahí el regateo constante y las transacciones puramente utilitarias. Aquí la distancia social entre los socios es la mayor, los intereses son opuestos.