Se pasó del cosmopolitismo de las minorías ilustradas al nacionalismo de las respectivas burguesías en la construcción de nuevos Estados desde los principios de representatividad y sometimiento a la ley. Libertad significa disponer de la propiedad personal y ajustarse a unas leyes aprobadas con representación de esos propietarios interesados en el Estado garante de sus derechos.

El liberalismo enarbolaba la libertad, el socialismo subrayó la igualdad y la fraternidad como requisitos de la libertad. La propiedad privada se convierte así en la línea divisoria para unos y otros, pues si para los liberales es la garantía de la libertad, para los socialistas constituye el origen de las desigualdades. Defienden, en contra de la libre economía y la libre ganancia, el principio de la fraternidad o asociación humana para el beneficio colectivo.

La nación es un instrumento de la conciencia histórica y de la conciencia política y el nacionalismo es su forma ideológica. La nación históricamente surge como concepto inseparable del Estado liberal. Contra las relaciones políticas feudales basadas en la subordinación personal y contra la fragmentación jurídica de la diversidad de señoríos y vasallajes, la pareja conceptual Estado-nación cobijaba la racionalidad del capitalismo emergente y la precisión del espacio para el pacto social y político.
Un nuevo orden estatal llegó con la síntesis de lo natural o nacional con lo político o estatal, al hacerse coincidir el populus con la natio y nacer de tal ensamblaje la teoría del Estado nacional soberano.