En 1873 tras la caí­da del Régimen isabelino, causada por “La Gloriosa” (revolución de septiembre de 1868) y la abdicación de Amadeo de Saboya (febrero de 1873), se instauró en España la primera República. Esta República, en principio unitaria, buscaba convocar las Cortes Constituyentes para promulgar una nueva Constitución, pero no llegó a hacerlo ya que en enero de 1874 los generales Paví­a y Serrano dieron un golpe de Estado suprimiéndola. Con este hecho y tras el pronunciamiento en diciembre de 1874 del general Martí­nez Campos, apoyado por Antonio Cánovas del Castillo, a favor del restablecimiento de la Monarquí­a tradicional, en favor de Alfonso XII (hijo de  Isabel II), comenzó la Restauración moderada.La Restauración (1875-1902) es la época polí­tica que busca reinstaurar en España la monarquí­a en la figura de Alfonso XII. Este sistema fue apoyado por la Iglesia (que estaba distante por los ataques recibidos durante el perí­odo revolucionario), el ejército y el pueblo porque garantizaba el orden público. Sin embargo, fue rechazado por los antiguos y nuevos partidos polí­ticos. Entre los partidos tradicionales destacaban los carlistas que aceptaban la monarquí­a pero no a Alfonso XII y los republicanos que estaban muy divididos y tení­an muy poca representación. Entre los nuevos partidos destacaban los partidos obreros (las corrientes polí­ticas del anarquismo y el socialismo) y los nacionalismos entre los que destacan el Catalanismo de Prat de la Riva, el Nacionalismo Gallego, el Regionalismo Andaluz de Blas Infante y el Nacionalismo Vasco de Sabino Arana. La oposición polí­tica a la Restauración no tuvo demasiada relevancia en un primer momento.El sistema polí­tico restaurado se basaba en tres aspectos:a.- La Constitución de 1876. Para elaborar una nueva Constitución, se convocaron las Cortes por sufragio universal. Esta buscaba un proyecto lo suficientemente amplio como para dar cabida a los distintos programas liberales y finalmente fue promulgada el 30 de junio de 1876. Esta Constitución establecí­a una división de poderes, reconocí­a algunas libertades, establecí­a un parlamento bicameral y determinaba un estado confesional. Se caracteriza por ser: monárquica (ya que estaba a favor de Alfonso XII), moderada (muy influida por Antonio Cánovas del Castillo) y ecléctica, recogí­a los aspectos más destacables de otras Constituciones anteriores.