Dios--La existencia de Dios es una de las verdades más importantes de la
teología natural. Según Tomás, las Escrituras afirman la existencia de Dios,
pero también podemos saberlo mediante la razón. Para Tomás, es
importante esforzarse en elaborar este tipo de argumentos racionales
para explicar la existencia de Dios, ya que no es evidente porque no todas
las personas creen en Dios.
Para demostrar racionalmente la existencia de Dios, los filósofos han dado
argumentos “a priori” (Anselmo de Canterbury) que son independientes
de la experiencia y parten de la definición de Dios. En cambio, los
argumentos “a posteriori” se basan en la experiencia sensitiva. Para
Tomás, para demostrar la existencia de Dios hay que utilizar los
argumentos “a posteriori”, que sean válidos en sí mismos, pero no
resulten evidentes para los seres humanos.
En realidad, si conociéramos directamente la esencia divina, sabríamos
que Dios por fuerza tiene que existir, ya que su esencia es la única que
consiste en existir; al contrario de los seres humanos que somos limitados,
esta es la razón por la que no podemos conocer la existencia divina de
forma directa.
Si queremos acercarnos a Dios, debemos intentar conocerlo por analogía,
comparando a Dios con otros seres de los que tengamos experiencia real,
para poder tener una idea parecida a la divinidad.
Para Tomás, la existencia de Dios puede demostrarse mediante cinco vías,
en las que se pueden descubrir cuatro elementos esenciales: 1)un punto
de partida, que es un proceso patente en todos los seres del mundo,
2)afirmación de principio de casualidad, expresado de un modo acorde
con el hecho del que se parte, 3)el principio de imposibilidad de un
proceso infinito en una serie de causas y 4)el término final de la necesidad
de la existencia de una causa explicativa última y la identificación de esa
causa con Dios.
Ahora bien, Tomás procede a la exposición de las cinco vías:

 Primera: Vía del movimiento. Todo lo que cambia o se mueve debe
ser movido por otro ser. Tomás comparte la teoría aristotélica, en la
que cambiar es pasar de ser en potencia a ser en acto, pero esto
solo sería posible si algo que ya está en acto impulsa a este cambio.
Para ello, debe haber un primer motor o motor inmóvil, que es Dios
y se encarga de provocar en movimiento sin ser movido por nadie.
 Segunda. Vía de la causalidad. Todo lo que sucede tiene una causa.
Todos los acontecimientos han sido provocados por otros sucesos
anteriores, y así sucesivamente. Pero esta cadena tiene que tener
un inicio, algo que cause un acontecimiento y no haya sido causado;
está causa incausada es Dios.
 Tercera. Vía de la contingencia. Todos los seres que existen son
contingentes; es decir, aunque existen podrían no hacerlo, por lo
que no son eternas y empiezan a existir en un momento
determinado. De hecho, deben su existencia a otros seres, y estos, a
otros, así sucesivamente. Pero tiene que haber un ser no
contingente, sino necesario, que debe existir de manera forzosa, y
este ser es Dios.
 Cuarta. Vía de los grados de perfección. En el mundo existen seres
maravillosos que nos fascinan por su belleza y su perfección.
Cuando los comparamos podemos saber cuál de estos seres se
aproxima a la perfección máxima. Pero para esta comparación,
anteriormente tuvo que existir un ser absolutamente perfecto, que
es Dios.
 Quinta. Vía del orden del universo o vía teleológica. Todo lo que
existe en el universo actúa persiguiendo un propósito. Las causas
suceden por algo y para algo; esto sucede también con los objetos
inanimados pero para que estos seres que no pueden razonar
persigan su propósito, hace falta un ser inteligible que haya
establecido sus propósitos, ese ser es Dios.