3.- CLIMA Y VEGETACIÓN DE MONTAÑA En los dos dominios existen zonas con alturas superiores a los 1200 metros que llevan a cambios sustanciales en sus condiciones bioclimáticas. La situación de estas zonas, en las que no existe ninguna ciudad de importancia, se circunscribe a las principales cordilleras (Cantábrica, Pirineos, Sistema Central, Ibérico, Béticos) En temperatura, el rasgo distintivo es el descenso de temperaturas, tanto en verano como en invierno, en esta estación la media mensual no llega a 09. Las precipitaciones son más altas que en su entorno, por los fenómenos de ascendencia favorecidos por el alivio, que facilitan la importancia de las lluvias orográficas. La vegetación de montaña presenta una distribución de las especies vegetales por pisos. (cliserie), en función de las temperaturas, la cantidad de precipitaciones y la permanencia o no de nieve en el suelo. Es de destacar la diferencia entre las vertientes orientadas al sur (solanas) y norte (umbrías). En los Pirineos se da la Cliserie Alpina, varios por los siguientes pisos: Hasta 1.200 / 1.600 metros: base y piso montano. Las especies que salen siendo de hoja perenne (encinas) para luego pasar a la hoja marcescente (roble peloso, quejigo, rebollo) y terminar en la hoja caduca (robles, hayas) Entre 1.200 / 1.600 y 2.300 / 2.400: Piso subalpino. En él se encuentran coniferas (abeto y pino negro) con formaciones discontinuas De 2.300 / 2.400 a los 3.000 metros se da el piso alpino. Como gran parte del año este suelo está cubierto de nieve, aparecen pastos y formaciones herbáceas, de uso tradicional ganadero Por encima de los 3.000 metros está el piso nival, cubierto todo el año por la nieve, en el que solo crecen pequeñas plantas rupícolas adaptadas a este ambiente, en zonas muy escarpadas. En las otras cordilleras no existe este piso nival. En las zonas de montaña del dominio eurosiberiano tampoco existe la base de árboles de hoja perenne, siendo robles y hayas las que conforman este primer piso. En el piso subalpino las coniferas no pueden desarrollarse por las elevadas precipitaciones y son sustituidas por pequeños arbustos, como brezos y enebros. En las zonas de montaña del dominio mediterráneo, las hayas apenas tienen entidad, porque las precipitaciones no alcanzan la intensidad suficiente.