INTRODUCCIÓN AL ROMANTICISMO MUSICAL 

Melodias mas conocidas de Romanticismo 

1 Marcha nupcial- Mendelson / 2 Las VAlkirias- Wagner / 3 Danubio azul-Strauss /4 AVe María- Schubert/ 5 Marcha fúnebre- CHopin/ 6 Barbero de Sevila.-Rossini 

¿Que es el Romanticismo?

Es un periodo de la historia artistico del siglo XIX. El Romanticismo se pospone al final del clasicismo un ejemplo claro es beethoben 

CARACTERISTICAS DEL ROMANTICISMO 

Sentimiento: Da lugar a --Melodías apasionadas. --Música intimista/apasionada.---Formas pequeñas /sinfonías---Auge del piano/amplicación orquesta.---Grandes contrastes (ritmo,tempo,matices...)---Preocupación por la emotividad y no por la forma.

Libertad: ---Rotura con el sistema de mecenazgo.---Rotura con las estrictas formas clásicas(sherzo sustituye al Minué)---Predilección por formas libres.---Melodías irregulares.---Uso del "rubato" ---Surgen nuevas formas (poema sinfonico, obertura de concierto ....)

Individualismo: (Individualismo del compositor )---Virtuosos del intrumento ---Subjetivismo e introspección (Compositor expresando sus sintimientos )---Consideración social del músico---No hay una única corriente (Hau corrientes mucho mas revolucionarios/o corrientes mucho mas conservadores )



LA MUSICA ORQUESTAL EN EL SIGLO XIX

Una de las evoluciones más notables de toda la historia de la música es el  nacimiento en el siglo XIX de un repertorio de obras musicales clásicas de los  compositores del pasado. El más importante era Beethoven, cuyas obras orquestales  estaban construidas como afirmaciones artísticas del compositor y no como un ameno  entretenimiento, como había sido la música de épocas anteriores.  

Todos los compositores para orquesta posteriores trabajaron bajo su sombra,  pues sabían que sus obras se compararían inevitablemente con las de él, tenían que  alcanzar un nivel similar y ofrecer al mismo tiempo algún rasgo distintivo. De hecho, la  historia de la música orquestal del siglo XIX puede verse como una serie de respuestas  heterogéneas al ejemplo beethoveniano, en las cuales cada compositor exploró la  manera de decir algo nuevo e individual dentro de las formas cultivadas por Beethoven. 

Schubert 

Para muchos compositores del siglo XIX, la sinfonía parece haber funcionado  fundamentalmente como un marco adecuado para el color armónico y orquestal, y la expresión individual románticas. Las dos  últimas sinfonías de Schubert (núms. 8 y 9)constituyen un ejemplo de esta  tendencia. 

Resultan memorables sobre todo por la belleza y la expresividad de sus temas líricos; los pasajes forte tienden a ser convencionalmente dramáticos, mientras que las secciones de desarrollo consisten principalmente en grandes secuencias armónicas. Del mismo modo, la utilización estructural de la tonalidad que constituyó la base  de las vastas formas de Beethoven ha de rendirse ante el sorprendente sentido del color  armónico de Schuber, por ejemplo el famoso tema  secundario en Sol mayor -reexpuesto en Re- de la Sinfonía en Si menor (núm. 8, la  “Incompleta”).   

BRUCKNER           Las nueve sinfonías numeradas de Bruckner (1865-96; la núm. 9 incompleta,  más la juvenil “núm. 0”) constituyen una combinación extraordinariamente personal de  proporciones y espectro dinámico wagnerianos. Utiliza las formas claras y generalmente  tradicionales del estilo organístico y de la música religiosa católica, por lo que sus  sinfonías son de una gran inspiración religiosa y un gran contenido expresivo.  Aunque el propio Bruckner se vinculó algo ingenuamente con Wagner, sus  sinfonías renuncian en la práctica tanto a programas explícitos como a la utilización de  voces.  



MENDELSSOHN Y SCHUMANN

Los principales románticos alemanes fueron en su mayor parte conservadores en  su aproximación a la sinfonía.  

De las cinco sinfonías numeradas de Mendelssohn, la primera es una obra  juvenil relacionada con sus doce sinfonías juveniles para cuerda.  Las cuatro sinfonías maduras (1832-42) parten dos de ellas de temas religiosos y  dos aparecen inspiradas por los viajes del compositor, la Italiana (núm. 4) y la Escocesa  (núm. 3). Estas obras combinan el característico lirismo y la orquestación superlativa de  Mendelssohn con la utilización de formas clasicistas que reflejan la influencia de  Mozart.  

Las cuatro sinfonías de Schumann (1841-51) son más audaces desde el punto de  vista formal, utilizando la forma cíclica en todas -excepto en la Primera Sinfonía-, un  recurso que adoptó de Beethoven y Berlioz. Sus formas de sonata son también bastante libres y rapsódicas; las reexposiciones suelen ser abreviadas, mientras q las codas son amplias y culminan en conjunto de la obra. Al igual q Meldelssohn, Schuman proporcionó títulos evocadores para 2 de sus sinfonías, la Primavera y la Renana (núms.1 y 3) 

BRAHMS 

Las cuatro sinfonías de Brahms, la primera no concluida hasta que tenía 43 años  (1876), retoman conscientemente la técnica sinfónica de Beethoven. No están en  absoluto ausentes los elementos románticos e individuales, como puede verse en la  forma cíclica de la Tercera Sinfonía, la preferencia por terceros movimientos en un  delicado Allegretto grazioso y el lirismo expresivo que está presente a lo largo de todas  estas obras.  

Pero Brahms rechazó elementos tan abiertamente románticos como la utilización  de títulos programáticos y una orquesta más amplia y más variada, y su único finale  sinfónico auténtico, el de la Primera, está modelado obviamente a partir de la Quinta y  la Novena Sinfonía de Beethoven, no de ejemplos posteriores. Además, en los movimientos en forma sonata resulta manifiesto un alto grado de  disciplina en la lógica de la organización tonal, la claridad de la función y la articulación  temáticas, y especialmente el rigor y la intensidad del desarrollo temático. Igualmente  disciplinado, pero aún más retrospectivo, es el último movimiento sinfónico de Brahms,  la gran chacona o passacaglia que cierra la Cuarta Sinfonía (1884-85).  



Tchaikovsky 

Los compositores anteriores representan una tendencia generalmente  conservadora dentro de la sinfonía, que fue proseguida por compositores de otros  países. En Rusia, las sinfonías de Tchaikovsky (6 sinfonías, 1866-93) constituyen casi  un resumen de las dificultades románticas con la forma sinfónica.  

Los momentos más conseguidos son las efusiones líricas -temas secundarios,  movimientos lentos- y los movimientos de danza y de origen danzable. Las secciones  intermedias, ostensiblemente más dramáticas, suelen ser con frecuencia simplemente  redundantes, insertadas aparentemente porque así lo exigía la forma abstracta.  

Un rasgo original a gran escala es la conclusión que da Tchaikovsky a su Sexta  Sinfonía (Patética): un Adagio lamentoso que constituye un retrato de la muerte, según  un programa privado del compositor para la obra.  

Dvorák 

Entre los compositores nacionalistas de sinfonías, los más importantes fueron el  ruso Alexander Borodin (2 sinfonías, 1867-76) y el checo Antonín Dvorák (9 sinfonías,  1865-93).  

Las sinfonías de Dvorák pertenecen a la tradición conservadora; las primeras  están modeladas a partir de las de Schubert y Mendelssohn, mientras que las últimas  parten de las de su amigo y defensor Brahms. Es fundamentalmente en las dos últimas  sinfonías, las núms. 8 y 9 (esta última titulada, paradójicamente, Del Nuevo Mundo y  escrita en América), en las que aparece un lenguaje nacional checo, percibible no sólo  en el material temático, sino también en el ritmo y la armonía.  

En contraste con el continuum conservador que acaba de esbozarse,  compositores románticos como Berlioz, Liszt, Richard Strauss y Wagner defendieron la  creación de nuevas formas y una unión más radical del contenido poético y musical.  Aunque este enfoque alejó a algunos compositores de la sinfonía (fundamentalmente  Wagner), otros no pudieron hacer frente al desafío que comportaba y siguieron  componiendo sinfonías, aunque relacionadas con un programa.



BERLIOZ Y LISZT

Las tres sinfonías más importantes de Berlioz son todas programáticas en uno u otro sentido. La Symphonie fantastique (1830) describe escenas sensacionales y  misteriosas procedentes de la experiencia personal del compositor. La más conservadora Harold en Italia (1834), basada en Childe Harold de  Byron, personifica al héroe en una parte de viola solista. La más innovadora de todas es  Roméo et Juliette (1839), que presenta la historia (tomada de Shakespeare) mediante la  utilización de solistas vocales y coro. Las innovaciones técnicas más importantes de Berlioz son su utilización cíclica  de una idée fixe (un tema simbólico que aparece en todos los movimientos) y su  brillante instrumentación y orquestación.

Las sucesoras más obvias de las sinfonías de Berlioz fueron las sinfonías Faust y  Dante (1854-57, la primera con tenor solista masculino en el finale) de Liszt, aunque en  ambas el “programa” consiste en los títulos de los movimientos.  A su vez, la técnica de transformación temática de Liszt afectó a numerosas  sinfonías dentro de la órbita francesa, especialmente la Sinfonía sobre una canción  montañesa francesa (1886, con piano) de Vincent d’Indy y la Sinfonía en Re menor  (1889) de César Franck.

RICHARD STRAUSS

Richard Strauss (1864-1949) fue una figura dominante de la vida musical  alemana durante la mayor parte de su carrera artística. Como compositor, se le recuerda  en particular por sus poemas sinfónicos (la mayoría escritos antes de 1900) además de  por sus óperas y sus lieder.  

Los principales modelos de la música de programa de Strauss fueron Berlioz y  Liszt; Strauss se apoyó en la orquestación llena de colorido de aquéllos, en la  transformación de los temas y en los tipos de programa. Como los de éstos, algunos de los programas de Strauss están basados en la  literatura, como Don Juan (1888-1889), según un poema de Nikolaus Lenau; Macbeth  (1888, revisada en 1891), sobre Shakespeare; Also sprach Zarathustra (Así habló  Zarathustra, 1896), según un poema en prosa del filósofo Friedrich Nietzsche, y Don  Quixote (1897), sobre la novela de Miguel de Cervantes.  

Otras obras se apoyaron en experiencias personales, como Berlioz había hecho  en su Sinfonía fantástica. Así, los poemas sinfónicos de R. Strauss se ubican en diversos  lugares de esta gama, de lo representativo a lo filosófico.



Mahler 

Las sinfonías del compatriota de Bruckner, Gustav Mahler, son muy diferentes,  aunque deben algo indudablemente de la vastedad de su concepción de las obras de  aquél.  

De las nueve sinfonías de Mahler (ca. 1884-1909; núm. 10 incompleta), cuatro  utilizan voces, que van desde el solista único del finale de la Cuarta a la enorme  plantilla de la Octava (Sinfonía de los Mil). Dentro de las sinfonías aparecen además  numerosas citas y derivaciones de las canciones de Mahler.  

También en contraste con Bruckner, la mayoría de las sinfonías de Mahler  presentan un contenido narrativo de una naturaleza general, aunque en muchos casos su  autor suprimió posteriormente los programas y los títulos de los movimientos.  

Otros elementos importantes son la utilización por parte de Mahler de la  “tonalidad progresiva”, que implica que la obra finaliza en una tonalidad diferente de  aquella en la que comenzó; el tamaño de la orquesta de Mahler, que utiliza sin embargo  muy económicamente, incluso con gran delicadeza; la utilización de movimientos lentos 

ampliados para concluir las Sinfonías Tercera y Novena; y la fascinante amalgama de  estilos folklóricos, militares, religiosos y populares en muchas de las obras.