1. TEORÍA DEL CONOCIMIENTO A la pregunta de ¿qué puedo saber? Responde la metafísica. A la pregunta de ¿qué debo hacer? Responde la moral. A la pregunta de ¿qué puedo esperar? Responde la religión. Y a la pregunta de ¿qué es el hombre? Responde la antropología. Pero todo esto cae en la cuenta de la antropología porque las tres primeras cuestiones se refieren a la última. La filosofía debe fundamentar si la metafísica es una ciencia y para ello necesita saber qué es una ciencia o qué condiciones debe tener un saber para ser científico. Partiendo del dilema planteado entre racionalistas, Kant propone lo siguiente:

Primero se ha de distinguir entre lo que recibimos a través de nuestra experiencia sensible y lo que pone el sujeto. Lo que conocemos por la experiencia es siempre a posteriori, mientras que la forma en que ordenamos nuestra experiencia es siempre a priori. El conocimiento humano comienza cuando nuestra sensibilidad recibe las impresiones sensibles. El sujeto ordena a través de su sensibilidad en el espacio y el tiempo, formas a priori de la sensibilidad, estas impresiones. El resultado de esta ordenación es el fenómeno. Esta primera ordenación no es todavía conocimiento. Es necesario una segunda ordenación. El sujeto, a través del entendimiento, procede a conceptualizar la información empírica recibida. El entendimiento humano procede a una categorización de los datos fenoménicos, a través de aplicar las categorías a priori. Ésta es la definitiva síntesis gracias a la cual los fenómenos quedan explicados, categorizados, conceptualizados, y es entonces cuando resultan conocidos. Sólo aquí es donde podemos hablar de conocimiento humano. Por lo tanto: el espacio y el tiempo no son realidades objetivas, absolutas, ajenas al sujeto, sino formas a priori de nuestra sensibilidad. También son intuiciones puras. El entendimiento aplica conceptos a los fenómenos y de este modo los conoce. Estos conceptos pueden ser de dos tipos: conceptos empíricos y conceptos puros o categorías.



No hay conocimiento si no hay conceptualización. El conocimiento humano solo es posible con el concurso de la experiencia y del entendimiento. Kant habría demostrado que en el conocimiento no es el objeto el que determina al sujeto, sino el sujeto el que determina al objeto. Según Kant, nuestra razón pura es la que elabora estas ideas aplicando indebidamente las categorías del entendimiento a realidades no fenoménicas. La idea de Dios: La razón busca un fundamento incondicionado de toda la realidad y elabora la idea de Dios. Los argumentos sobre la existencia de Dios elaborados hasta la fecha no los considera Kant probatorios. Los clasifica en tres: el argumento ontológico, que supone que la existencia es una perfección y, sin embargo, puede considerarse la idea de algo perfecto sin que por ello exista; El argumento cosmológico, que si hay seres contingentes ha de haber un ser necesario, pero no se puede probar que ese ser necesario sea Dios; El argumento teológico, que si hay orden en el mundo y adecuación de medios a fines ha de haber un ordenador. El argumento no prueba que ese Ser sea creador, sino meramente ordenador de lo existente. La idea del mundo: hay que distinguir entre lo que es en sí y lo que es para mí. Según Kant solo conocemos lo que es el mundo para el sujeto, pero no lo que es en sí el mundo independientemente del sujeto.La idea del alma: el alma o yo no es algo fenoménico. El alma o yo es más bien una magnitud lógica, es decir, el sujeto de nuestros juicios y nada más: una realidad trascendental. Siendo todas estas ideas el producto del uso indebido de la razón y estando estas realidades fuera del alcance del conocimiento humano, no es posible una ciencia sobre ellas, por ello no es posible la metafísica como ciencia. Para Hume los enunciados solo podía ser de dos tipos: Relaciones de ideas (analíticos a priori) y cuestiones de hecho (sintéticos a posteriori). Existen los juicios analíticos, juicios sintéticos, juiciosa priori y juicios a posteriori. Para Kant hay un tercer tipo de juicios que aumentan nuestro conocimiento de la realidad fenoménica y son universales y amplían el conocimiento. Estos son los juicios sintéticos a priori. Podríamos extraer las siguientes consecuencias de la teoría del conocimiento de Kant: el subjetivismo: el sujeto prescribe al objeto determinadas cualidades al conocerlo. El fenomenalismo: la única realidad que podemos decir que conocemos es la de los fenómenos. El idealismo trascendental: la realidad que podemos conocer es la de las impresiones sensibles recibidas y la de entendimiento que las recibe. El criticismo: la teoría del conocimiento tiene que plantearse como una crítica de la razón pura y ha de delimitar qué puede ser conocido y qué no puede ser conocido. Ha de ser una crítica a las excesivas pretensiones de la metafísica trascendente.