Personajes La fundación
Los personajes de la obra son individualidades mediante las cuales Buero quiere representar las reacciones diversas ante una situación límite. En este caso, ante el poder dominante de esa Fundación nada podrán hacer. Sólo tendrán una esperanza en su destino, acorde con la tendencia del autor en la mayor parte de su obra: se desconoce si Tomás y Lino serán ejecutados o lograrán escaparse. Estos son los personajes principales: Tomás, joven que aspira a ser escritor. Es el protagonista con cuyo punto de vista se identifica el espectador. Sufre una enfermedad mental provocada por el hecho de haber delatado a sus compañeros. Deforma la realidad trasformando la dura realidad de la cárcel en el lugar idílico de la Fundación. Va descubriendo la realidad poco a poco. Partiendo de la pasividad y el autoengaño llega al compromiso y la denuncia del final. Lleva todo el peso de la obra, y gracias a él y su proceso de desalucinación, los espectadores llegan a conocer el significado pleno del drama. Además, es significativo que nunca abandone la escena. Asel. El mayor y el cabecilla del grupo. Amigo de Tomás, le salva la vida en su intento de suicidio. Es el más inteligente e intenta por todos los medios que Tomás recupere la cordura. Como el protagonista, en el pasado traicionó a algunos compañeros delatándolos mediante la tortura. Al final se suicida para evitar una nueva confesión que frustre los planes de huida. Su carácter firme y a la vez tolerante con las debilidades humanas, su actitud conciliadora y su predominio moral sobre los demás personajes lo convierten en un referente humano ejemplar. Tulio: Es el más distante con Tomás llegando a burlarse de su situación. Por esto se enfrenta con Asel y Max. Es el personaje que provoca más rupturas entre el mundo real y el transformado o fingido por sus compañeros. En cierto modo sufre un proceso inverso al de Tomás. Es conducido al cadalso justo en el momento en que se dedica a fantasear con sus amigos, a soñar con un futuro mejor, antes de que Tomás haya por fin reconocido su situación. Cuando se lo llevan le reitera a este que deje de soñar despierto y vuelva a la realidad.



Max: Personaje tranquilo y bromista que defiende a Tomás al principio, aunque comienza a atacarle en el momento en que sospechan que el loco pudo haber sido el delator. Al final se descubre que es él quien ha traicionado al grupo a cambio de comida y comodidades. Su doblez egoísta le condena moralmente. Es asesinado por Lino en el desenlace de la obra. Lino: Personaje muy impulsivo, brusco. Desde el principio intenta decirle la verdad a Tomás pero de forma violenta, llegando a creer que está fingiendo. Descubre que Max es el delator y aprovecha la confusión del suicidio de Asel para matarlo. Es un hombre muy activo al que le falta el contrapeso de la prudencia y la reflexión. A pesar de todo, al final de la obra reconoce su error y apunta hacia un carácter renovado. Berta. Novia de Tomás, que cree que está en otro pabellón de la Fundación, pero eso solo sucede en su mente, pues en realidad ella está en la calle. Tiene un ratón blanco que ha robado del laboratorio y al que ha llamado Tomás. Aborrece la Fundación. Intenta que Tomás se dé cuenta de lo que ocurre a su alrededor. En cierto modo podría considerarse un desdoblamiento de la personalidad de Tomás, como la parte que permanece en la realidad. Simboliza la voz de la conciencia y la razón. Es un refugio para él, pero a través de ella se van filtrando fragmentos de la realidad que él conoce, pero preferiría ignorar. Hombre. Compañero de celda enfermo con el que habla Tomás hasta que descubre, cuando se lo llevan, que está muerto. Tiene una doble función: representa a las víctimas del sistema represivo y es el primer eslabón en el proceso de curación de Tomás.