NOVELA DE POSGUERRA

NOVELA SOCIAL. LA DÉCADA DE 1950
Se inaugura la novela social con La colmena (1951), de Camilo José Cela, que es considerada su obra maestra; en ella relata la vida de varios personajes de distinta extracción social y distinta visión del mundo en el Madrid de los 40, se trata de un protagonista colectivo. El eje temático es la vida colectiva marcada por la miseria económica y moral de la posguerra española. La narración se estructura en seis capítulos y un final, integrados a su vez por secuencias cinematográficas que abarcan algo más de dos días. El objetivo de la novela social, en general, es dar testimonio de los problemas de España y contribuir a la transformación social.
Rasgos: influencias, como el Realismo español y extranjero, El Naturalismo y la literatura americana y europea; el enfoque realista, oscila la actitud de los escritores entre el objetivismo, donde el autor no interviene y se limita a dar testimonio escueto de la conducta y los diálogos de los personajes (El Jarama, de Sánchez Ferlosio), y el realismo crítico, donde se adoptan planteamientos próximos al marxismo y se busca una toma de conciencia por parte del lector; los temas se centran en la sociedad española contemporánea y en la juventud burguesa; se opta por el personaje colectivo incapaz de comprender y transformar el mundo que los rodea; la acción se concentra en un corto periodo de tiempo; los diálogos predominan sobre la descripción; aparente desaparición del autor, que se distancia para lograr objetividad.
Las obras más representativas son La colmena, de Camilo José Cela; Los bravos, de Jesús Fernández Santos; La zanja de Alfonso Grosso; Juegos de manos, de Juan Goytisolo; El Jarama, de Rafael Sánchez Ferlosio y Gran Sol, de Ignacio Aldecoa. Mientras tanto Torrente Ballester escribe Los gozos y las sombras y Delibes Las ratas y La hoja rota. Comienzan su trayectoria Ana Mª Matute y Carmen Martín Gaite.

NOVELA POSTERIOR
El comienzo del cambio de la novela experimental la marca ala publicación de La verdad sobre el caso Savoia, de Eduardo Mendoza. Se revelaba ya una vuelta al interés por la trama, al viejo placer de contar y leer historias.
Además de esa vuelta al interés por la historia contada , son características de esta época: proliferación de títulos, incremento del número de escritoras, vinculación entre la labor literaria y periodística, gusto creciente por el relato corto.
Lo grandes representantes de la novela del siglo XX siguen escribiendo: Torrente Ballester Filomena, a mi pesar y Crónica del rey pasmado; Cela Mazurca para dos muertos y Cristo versus Arizona; Delibes El príncipe destronado, Los santos inocentes, La señora de rojo sobre fondo gris y El hereje.
Autores más representativos y obras: Vázquez Montalbán debe el éxito a la creación de su personaje Pepe Carvalho, detective protagonista de muchas de sus obras, y a sus relatos influidos por el cine negro y la novela de intriga; Eduardo Mendoza don La verdad sobre el caso Savoia, que marca el inicio de la nueva narrativa española, y El misterio de la cripta embrujada; Almudena Grandes con Te llamaré Viernes y Los aires difíciles; Javier Marías con Corazón tan blanco; Muños Molina con Beltenebros; Pérez Reverte con Territorio Comanche y El maestro de esgrima